viernes, 27 de marzo de 2009

Érase una vez el perro...

A los 4 años vi a mi primer Cocker, aun recuerdo como un vecino llevaba en sus manos un hermoso cachorro dorado con unas orejas largas que se las tapaba parcialmente... desde ese mismo instante surgió el amor por esta maravillosa raza.

El año 2008 empezó de la peor manera que puede empezar, con un accidente de tráfico. Estuve mucho tiempo ingresada en el hospital y cuando salí la cosa no mejoró ya que debía enfrentarme a una rehabilitación terrible y al temor de que algo fallara y tuviera que volver a pasar por el quirófano y empezar el proceso de nuevo. Cuanto más tiempo pasaba más flaqueaban mis fuerzas y crecían la tristeza y el temor. Hasta que un día mi novio tuvo una idea alocada... incorporar un cachorro a nuestras vidas.
Hasta ese momento siempre había descartado aumentar la familia porque no era el momento adecuado y desde luego este no lo era en absoluto así que obviamente dije... que sí.

Empecé a buscar con ansia mi futuro compañero, hasta que una noche cuando ya había renunciado a encontrarlo di con él sin buscarlo. Noa y Nemo, unos preciosos futuros papás Cocker, esperaban su primera camada. Era perfecto, tendría el tiempo suficiente para empezar a recuperarme.

Desde ese mismo momento empecé a mejorar rápidamente.

Aprendí que un solo segundo te cambia la vida, las casualidades no existen y que no se si un perro es el mejor amigo del hombre pero si que lo es de la mujer.

1 comentario:

  1. Hola, overlook, me he dado una vuelta por el blog de Neco y me parece fantástico, espero que sigas escribiendo en él porque desde ya tienes una seguidora. Em mi caso mi amor por el cocker no ha sido tan precoz como el tuyo, en mi caso empezó cuando vi una foto de la mamá del Lennon, pero aún así ahora comparto completamente tu pasión por la raza y tu amor por los orejotas peludos que tenemos en casa. Un saludito.
    Alicia (alicam70)

    ResponderEliminar