martes, 31 de marzo de 2009

Buenas Noches Neco

Durante todo el viaje de Figueres a Barcelona el Neco estuvo dormidito como un rey, supongo que el traqueteo del coche le dejó sedado.

Cuando por fin llegamos a casa, abrí el transportín y cogí en brazos a esa bolita ahora llorona, le di un beso, lo dejé en el suelo y le di una palmada en el culete diciendo: "Vamos Neco. A conocer mundo" y dicho y hecho... empezó a oler cada rincón de la casa, era gracioso ver a una cosa tan pequeña corretear por todos los lados, hasta que vio algo alucinante, algo que nunca había visto antes y que merecía una especial atención... vio al gato.

Todo el mundo que tiene gato sabe que son inteligentes y muy desconfiados, así que cuando el Lucky vio que el Neco se le acercaba como una mini-flecha se subió a lo alto de la mesa y ahí finalizó la inspección del gato por parte del Neco. El Neco se quejó y nosotros nos reímos, conocíamos muy bien al Lucky y sabíamos que no se iba a hacer amigo de la bolita extraña tan rápidamente.

Cogimos al Neco en brazos y le dimos todos los mimos habidos y por haber. Después le enseñamos todas sus cosas: la camita (en la que por cierto nunca dormiría), los boles, los trillones de juguetes que le había comprado... Ese día descubrimos que le gustaba con locura el agua pero no bebérsela sino bañarse en ella, siempre que bebía volvía empapado y dejando un reguero amazónico a su paso.

No fue hasta la noche que noté que echaba de menos a sus hermanos... cuando nos íbamos a dormir puse al Neco en su camita y lo tapé con su mantita pero a los 2 minutos ya se había destapado y se había metido entre el sofá y el suelo... creo que quería sentirse apretadito como se había sentido hasta ese momento.

Nos fuimos a dormir y a eso de las 3 de la mañana empecé a escuchar un lamento... ¡era mi cachorro el que estaba llorando!. Pero... no lloraba porque echara de menos a su familia perruna, lloraba porque el muy zopenco se había metido debajo del sofá y no sabía salir... desde luego ya apuntaba maneras.
Lo "rescatamos" y me miró con cara de: "Uff... gracias. No se como ha pasado...". Le dí un beso, lo puse en su camita y le dije: "Buenas noches Neco"

domingo, 29 de marzo de 2009

Conociendo al Gato Volador

Si hay 2 momentos totalmente gratificantes en la vida de todo dueño que se graban a fuego en la memoria éstos son sin dudarlo la primera vez que ves a tu cachorro y el día que te lo puedes llevar a casa. En mi caso ambos momentos se dieron el mismo día, aunque he de admitir que si no hubiera tenido la pierna rota habría ido a verlo muchísimo antes... siempre me quedará esa espinita.


Recuerdo que la noche anterior no pude pegar ojo de todo el nerviosismo que llevaba encima pero también recuerdo que nunca en mi vida he estado tan despierta como aquel día.


Al llegar la mañana preparamos las cosas que necesitaríamos para traer el Neco a casa y unos presentes para los papás... creo que les hice aquel pequeño regalo porque me sentía mal por llevarme a su hijo, algo del estilo: te robo a tu hijo pero te dejo estas chuches para que no me odies. Humanos, quien nos entienda que nos compre.


Tuvimos la gran suerte de que una amiga nos hiciera de chofer hasta Figueres. El viaje estuvo genial aunque mentiría sino dijera que nos perdimos pero no fue culpa de ella sino nuestra ya que el Javi y yo somos gafes por separado pero juntos somos una mezcla explosiva... aun así acabamos encontrando el camino y la casa donde estaban los orejotas.


Las criadoras nos dijeron que intentáramos no hacer ruido para que pudiéramos ver a los cachorros jugando en el patio pero los muy pillastres debieron notar nuestra presencia porque enseguida se fueron hacia la puerta para conocernos. Desde ese momento todo fue un absoluto caos, habían 6 cachorros nerviosos girando alrededor nuestro y 2 Cockers adultos y una Yorky con no menos ganas de marcha. Se que el Neco estaba allí pero no soy capaz de visualizarlo, quizás porque habían 3 cachorros ultra-sociables con muchas ganas de conocer gente y recibir mimos.


El primer recuerdo claro que tengo de él, es verlo sentadito en una esquina de la habitación intentando morder la pared... siempre hemos bromeado diciendo lo que le debía pasar por la cabeza: "¿Quien es esa gente?¿Y por que me miran tanto?"


La primera vez que lo tuve en mis brazos es sin duda uno de los momentos más especiales de toda mi vida, nunca olvidaré el tacto de su pelaje y sobretodo el olor a cachorro... desde ese instante nunca he dejado de cogerle en brazos y eso que ahora está hecho todo un becerro.


Cuando llegamos a casa nos teníamos que enfrentar a un pequeño problema de 4 quilos, el rey de nuestra casa hasta ese día debería abandonar el trono y cedérselo al nuevo visitante venido de otro mundo dispuesto a conquistar su pequeño trozo de planeta... era el momento de presentar el Neco al Lucky, el gran Gato Volador.


Decidimos que se conocieran a su ritmo, el problema es que cada uno llevaba uno distinto. El Neco tenía ganas de conocer a su futuro hermano y el Lucky tenía ganas de tirarse por el balcón y acabar con su sufrimiento... por fortuna el Lucky se había criado con la Laika y acabaría aceptando la nueva situación aunque nunca cedió su trono por mucho que el Neco se crea el rey de la casa.


sábado, 28 de marzo de 2009

La larga espera

Todos los futuros dueños de animales tienen que pasar un periodo indispensable que les concederá el don de la paciencia, necesaria para criar a un cachorro y para aguantar a los que ya no lo son tanto. Ese periodo se conoce como... la larga espera.

Mi larga espera empezó 2 semanas antes de que naciera el Neco, justo cuando encontré a los futuros papás. Yo pensaba que esa espera era dura pero creía firmemente que todo cambiaría y desde luego no me equivoqué, bueno, no del todo.
Efectivamente, todo cambió el 2 de Junio del 2008, el día de su nacimiento, pero desgraciadamente fue a peor. A partir de ese momento Chronos decidió volver el tiempo eterno convirtiendo las horas en días y los días en semanas... el tiempo pasaba lennnnto.

Por eso todos los futuros dueños nos volvemos yonkis de la información, esperando que los criadores nos den unas dosis diarias. A veces, su generosidad llega a las fotos, eso nos mantiene durante semanas con la sonrisa en la boca.

Yo creo que fui la futura dueña más pesada que ha existido, una adicta en toda regla y toda información era buena (desde aquí agradezco a las criadoras que no me enviaran a la eme):
  • El cachorro es un glotón, se pasa todo el día comiendo. Le damos el bibe y al dejarlo se engancha en la tetilla... me tiene a la Noa consumida.
  • El Neco es Satán. Esta noche cuando nos fuimos a dormir empezó a llorar y despertó al resto de los cachorros.
  • Tu cachorro es super-dotado, es el Nacho Vidal de los Cockers.
  • Su glotonería está alcanzando cotas máximas. Su hermana y él se meten directamente dentro del plato.
  • Tiene una panza tan gorda que no es capaz de subir el escalón del patio a la casa.
Toda información era buena...

Los futuros dueños solo nos podemos conformar con hacer los preparativos pero afortunadamente todo llega en esta vida...

viernes, 27 de marzo de 2009

Nombres y Cachorros

Escoger el nombre del cachorro es un momento importante. La mayoría de la gente espera a tener el cachorro en sus brazos, le miran a la cara y discuten con la familia cual es el nombre que más le conviene... otros esperan una señal divina a lo Beethoven, donde sea el perrito el que escoja su propio nombre.

Para no variar este... no es nuestro caso.

3 años antes de que el Neco naciera e incluso de que nacieran sus padres tuve un sueño. No recuerdo nada en absoluto de éste excepto un nombre... NECO. En ese mismo instante decidí como debía llamarse mi perro ahora solo me faltaba un pequeña cosa... el perro, pero algo era algo.

Llegó el día en que la Noa se puso de parto y las criadoras me mandaron una foto con los primeros cachorros. Eran negros y muy hermosos... intentaba visualizarme con uno de esos morenazos: "Neco ven", "Neco la patita", "Neco NOOORRR" pero la verdad es que el nombre no funcionaba, no era capaz de visualizarlo...
Al llegar de rehabilitación... Cintia, la criadora, me llamó y me dijo que había nacido una pasada de cachorro, una auténtica vaquita. Le dije que nos enviara las fotos y fue amor a primera vista...en ese mismo instante le dije a mi novio: "Éste es el Neco"

Desde luego hacía honor a su apodo ya que era el más rellenito y el más glotón... aunque esto forma parte de otra historia.

Érase una vez el perro...

A los 4 años vi a mi primer Cocker, aun recuerdo como un vecino llevaba en sus manos un hermoso cachorro dorado con unas orejas largas que se las tapaba parcialmente... desde ese mismo instante surgió el amor por esta maravillosa raza.

El año 2008 empezó de la peor manera que puede empezar, con un accidente de tráfico. Estuve mucho tiempo ingresada en el hospital y cuando salí la cosa no mejoró ya que debía enfrentarme a una rehabilitación terrible y al temor de que algo fallara y tuviera que volver a pasar por el quirófano y empezar el proceso de nuevo. Cuanto más tiempo pasaba más flaqueaban mis fuerzas y crecían la tristeza y el temor. Hasta que un día mi novio tuvo una idea alocada... incorporar un cachorro a nuestras vidas.
Hasta ese momento siempre había descartado aumentar la familia porque no era el momento adecuado y desde luego este no lo era en absoluto así que obviamente dije... que sí.

Empecé a buscar con ansia mi futuro compañero, hasta que una noche cuando ya había renunciado a encontrarlo di con él sin buscarlo. Noa y Nemo, unos preciosos futuros papás Cocker, esperaban su primera camada. Era perfecto, tendría el tiempo suficiente para empezar a recuperarme.

Desde ese mismo momento empecé a mejorar rápidamente.

Aprendí que un solo segundo te cambia la vida, las casualidades no existen y que no se si un perro es el mejor amigo del hombre pero si que lo es de la mujer.